Cuento la liebre y la tortuga

    La liebre y la tortuga - Francés - - Fábula clásica -
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    Cuento la liebre y la tortuga

    Un día, una tortuga iba pasito a pasito por un camino, cuando se le acercó una liebre brincando y le dijo:

    -¡Hola tortuga! Ya veo que caminas muy despacio, como siempre. ¿Por qué no vas más deprisa?

    Puede que ande despacio, pero cuando se trata de resistencia, nadie me gana -replicó la tortuga-.

    Si quieres, hacemos una carrera hasta lo alto de aquella colina.


    La liebre se echó a reir:

    -¡Ja, ja! ¡Estupendo! ¡No tienes ninguna posiblidad de ganarme!

    La liebre convocó a todos sus amigos. Pensó que pondría en ridículo a la tortuga y que todos se reirían de ella.


    -¡Vamos a ver quién es más veloz, si la pesada tortuda o yo!

    A la señal de la zorra ¡Preparados, listos, ya!, la tortuga y la liebre salieron juntas. La liebre pasó zumbando a la tortuga, y no tardó mucho en llegar a la mitad del recorrido. 

    "Me pregunto por dónde irá la tortuga". Se detuvo para mirar atrás y vio que la tortuga estaba aún a mucha distancia.

    Todos los espectadores se reían de la tortuga, diciendo:

    -¡Tortuga! ¡Eres la criatura más lenta del mundo!

    A pesar de las risas, la tortuga continuó caminando despacio, pero sin pausa, colina arriba.

    La liebre se cansó de contemplar el lento paso de la tortuga.

    ¿Todavía está ahí? Creo que me voy a echar una siestecita, pensó.

    Y dicho y hecho, la liebre se puso a dormir en mitad de la ladera.

    Mientras la liebre dormía, la tortuda continuó caminando lentamente pero sin descansar.

    "Tal vez sea lenta, pero siempre gano cuando se trata de resistencia. ¡Vamos!", se dijo.

    Cuando finalmente llegó a la mitad del camino, oyó unos ronquidos y dijo:

    -¡Vaya! ¡Ahí está la liebre durmiendo!

    Entonces la tortuga se esforzó todo lo que pudo en subir la colina y pasar a la liebre, que estaba profundamente dormida.

    Después de una larga siesta, la liebre se despertó: ¿Cuánto habrá avanzado la tortuga?

    Miró hacia abajo, pero no se veía a la tortuga por ninguna parte.

    -¡No puede ser!

    Entonces miró hacia la cima de la colina. ¡Allí estaba la tortuga gritando de alegría por haber ganado la carrera!

     

    Moraleja: Todos tenemos que esforzarnos al máximo para conseguir nuestros objetivos, y trabajar sin parar, como hizo la tortuga.

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