¿Qué hablas? Palabras.
¿Qué dices? Perdices.
¿Qué comes? Melones.
Si hablas, si comes, si dices,
tus palabras se harán melones
y tus melones perdices.
Parra tenía una perra y Guerra tenía una parra.
La perra de Parra subió a la parra de Guerra.
Guerra pegó con la porra a la perra de Parra,
y Parra le dijo a Guerra, “¿por qué has pegado con la porra a la perra de Parra?
Y Guerra le contestó “Si la perra de Parra no hubiera subido a la parra de Guerra,
Guerra no hubiese pegado con la porra a la perra de Parra”.
Si tu gusto gustara del gusto que gusta mi gusto,
mi gusto gustaría del gusto que gusta tu gusto.
Pero como tu gusto no gusta del gusto que gusta mi gusto,
mi gusto no gusta del gusto que gusta tu gusto.
Por los mares de la China,
de la China de Pekín,
una china chincha mucho
con un junco chiquitín.
Al que pilla le machaca
y le chafa el peluquín
y le pincha con chinchetas
y le roba su botín,
o le plancha los chichones
mientras choca so chinchín.
Yo tengo una gallina pinta,
piririnca, piriranca, rubia y titiblanca.
Esta gallina tiene unos pollitos
pintos, piririncos, pirirancos, rubios y titiblancos.
Si esta gallina no fuera pinta,
piririnca, piriranca, rubia y titiblanca,
no tendría pollitos pintos,
piririncos, pirirancos, rubios y titiblancos.
Me han dicho que has dicho
un dicho que he dicho yo.
El que lo ha dicho, mintió.
Y, en el caso que hubiese dicho
ese dicho que tú has dicho
que he dicho yo,
dicho y redicho quedó.
Y estaría muy bien dicho,
siempre que yo hubiera dicho
ese dicho que tú has dicho
que he dicho yo.